Hola peques,
En mi caso ya he comenzado a enfilar la recta hacia los 50. Teniendo en cuenta la esperanza de vida actual y si nada o nadie lo remedia antes, se puede decir que ya he ‘disfrutado’ de la mitad de mi vida. En vuestro caso sirve la frase ‘os queda toda una vida por delante’. Llegado a este punto, ¿qué os puedo contar de lo que he aprendido? 🙂 Aprender, no sé si lo he hecho, pero sí que más o menos a cada decada que pasa, voy viendo la vida con otros ojos. Somos muchos los que firmaríamos saber lo que sabemos teniendo 20 o 30 años menos. Madurar es un proceso y no todo el mundo tiene la capacidad de llevarlo a cabo. Hay quien decía eso de ‘adaptarse o morir’. Siempre me quedó muy lejos y ahora no deja de dar vueltas en mi cabeza. Mi proceso vital ha hecho que durante años me pregunte por el significado de mi vida y no habiéndolo encontrado, me he dado de bruces con la necesidad de ir adpatándome a los cambios de forma natural.
He estado tan inmiscuido en resolver mi presente y mi futuro que se me ha ido escapando la vida de las manos y como no, vuestro maduro lento e inoxorable crecimiento hacia …¿delante?¿el futuro? Crecer os puedo asegurar que habéis crecido, cambiar os puedo asegurar que ni lo más mínimo. Lo que os hace ser, lo que os hace comportaros como sois, hablar como habláis, sentir como sentís, no se ha modificado. Veo pasar los días, los momentos y mi mirada no me hace percibir los cambios. ¿Igual más altas, con más pelo, con un cuerpo diferente? Puede que la vida nos vaya transformando en lo físico, pero el sustrato que nos hace ser como somos permanece en nosotros y el día que se apaga, lo perdemos todo. Por eso os insisto cada día en que viváis la vida en su momento y con su intensidad, porque es lo que nos hace sentir vivos.
Nunca dejaremos de ser lo que somos, ni siquiera cuando dejemos de ser. Eso me lo enseñó Laia siendo muy pequeña. No importa ni el tiempo, ni el espacio; sólo perdura la esencia, el momento. Cada uno de ellos se ha grabado a fuego en mi vida, en mi ser y pase lo que pase, perdura. Recuerdo perfectamente el momento en que berreasteis por primera vez, todos y cada uno de los que, por una u otra razón, fueron especiales, los felices y los tristes, lo alocados y los serenos. Recuerdo recuerdos. Vivo momentos. Y es en ese vivir a jirones, a parcelas de tiempo, en donde construyo mi vida y consigo ser y estar más sereno, encuentro que todos y cada uno de los momentos son y sirven para el siguiente y que no se puede dar uno sin el otro. Me gustaría que podáis vivir cada uno de ellos en vuestra vida con la intensidad que merecen, porque no hay momento que no merezca ser vivido; ni vida que no se componga de momentos. Os quiero!!!!, a todas 🙂